Dominante - Rendido
Con la pasión que hay en tu mirar lascivo,
cautiva y anhelante me estremezco toda,
¡Todos mis pudores yo derribo!
Se enciende en mi alma una hoguera
que sofoca … y poco a poco enardezco.
Tus ojos claros impacientes me recorren
¡Oh, dulce y ardiente caricia impalpable!
Subyugada quedo de tu esencia masculina
cuando por fin me tomas en tus brazos
y me aferras a tu pecho con un beso.
Como hojas de otoño caen nuestras ropas,
te rindes al peregrinar de mi boca en tu cuerpo,
ese viaje que te lleva hasta el mismo cielo,
donde recoges la reciedumbre de los astros,
la incandescencia que ilumina mis entrañas.
Tiemblas como un niño al besar tus ojos tristes,
que claman no sé si demora o premura.
Vulnerable en ese instante… ¡Yo más te adoro!
porque puedo ser dueña absoluta en tus lares
y subir hasta la cúspide de tu deseo y el mío.
Me rindo a la pasión desatada de tenerte en mí,
¡Me libero!
En sumisión me entrego… y te recibo,
cabalgando como el sol en el horizonte,
y como la luna, cuando danza sobre el monte
hasta afluir en un placentero y tibio caudal.
¿Amos o esclavos…?
¡Qué importa!
¡Si tú y yo, nos amamos!
Irene Vergara
Derechos de Autor
21 de septiembre 2010
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