TRANSFIGURACIÓN

TRANSFIGURACIÓN Me despertó la luminosidad que inundaba mi cuarto pero me negaba a abrir los ojos, quería seguir en ese letargo que me separaba de la conciencia, ¡Refugio de alivio y bienestar! Percibía como los colores lentamente resbalaban por las paredes como tapices de luces, ¡cubriéndolo todo! generando temperaturas y sensaciones diferentes. Lentamente me levanté, sentí que flotaba… y una sensa- ción extraña vertiginosamente me recorrió de pies a cabeza. ¡Necesité encontrarme como siempre en el espejo! Y descubrí conmocionada que todo mi cuerpo era una fuente lumínica, que apenas esbozaba sus formas. ¡Ya no sentía indisposición alguna! Me invadía por completo una sensación de libertad absoluta, de expansión y desahogo; de haber escapado de la cárcel que el cuerpo impone. Una ráfaga de polvo anacarado se coló por la ventana, desintegrando el visillo, ¡Era incomprensible! Como incomprensible lo que mis ojos veían: esferas de mil colores sobre nubes blancas, alineadas de tal manera que formaban mayestáticas galaxias espirales de infinitos matices, y en el espacio, flotaban millones de luces que titilaban en diferentes frecuencia y se movían como un cardumen de criaturas celestiales, comunicándose entre sí, extrasensorial- mente, sin las limitaciones que establece el dialecto. Atrás ha quedado la dimensión física, la frecuencia básica de los átomos, las fuerzas elementales de la naturaleza, la vibración volumétrica y la percepción lineal del tiempo y el espacio… las estructuras creadas por la humanidad… ¡Estoy despertando a la sabiduría interna, a la frecuencia energética donde solo existe el presente eterno! Estoy atravesando el portal del proceso evolutivo del “Ser” hacia una dimensión de luz, a la frecuencia de la integración total; donde he de hallarte para que transmutemos a esa dimensión energética amorfa, donde no existen paradigmas que limiten. ¡Un reino de luz divina! Irene Vergara Derechos de Autor Agosto 24, 2010