sábado, 23 de enero de 2010

FULGOR





FULGOR



Fuiste tú el amanecer de mi vida
iluminando mis rincones lúgubres,
diluyendo con tu agua cristalina
el férreo légamo; me descubres.

Tu ternura fue la luz persistente
que fue cubriendo mi pobre alma triste.
La convertiste en día permanente,
de intensas emociones la cubriste.

Claridad que disipó mis temores.
En mi vida, esplendor de caridad
día a día aluzando mis albores
y mi mundo gris de felicidad.

Hoy es calmo junto a ti mi vivir,
mitigas la inquietud de mi pensar,
la certidumbre nueva en mi existir.
¡Un bondadoso amor a quien amar!

Irene Vergara
Derechos de Autor
2009


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