DESHIELOS
Así como el hielo se ha transformado al calor
modificaste mi sentir, mis días, mi vida,
que yacía en la frialdad ciega del abandono
sumergida en la zanja abismal de la tristeza.
Temerosa , al abrigo de tu pecho aferrada
paulatinos se derriten los hielos de mi alma,
¡Endurecido desencanto de soledad!
Que se fueron acumulando día tras día.
Con perseverancia acallaste, ¡Tantos temores!
Con persistencia tu amor así manifestado,
gradualmente fue dulcificando mi indolencia
para lograr hacer de mí una mujer distinta.
Tus besos cálidos recorrieron mis entrañas,
brotó el deseo olvidado, dormido, callado;
y la ternura de tus manos en mi cuerpo álgido
ablandó la escarcha que permanecía eterna.
Sólo cuerpo en piel en el abandono absoluto
todo mi ser se estremecía al sentirte en mi,
¡Deliro!, subyugada a tu esencia masculina
en la rendición total de este amor impoluto.
Cabalgamos por los recovecos de mi alma ártica,
las dunas de lascivia de mi desierto diurno,
Gruta que abraza la cúspide de tu deseo
con la vehemencia enardecida, ¡Despertada!
¡Cuanta pasión recibí del cráter expulsada!
Templado simiente que fusionó en mí interior
los residuos de los últimos cristales de hielo
que emergieron gloriosos en un sólo caudal.
Irene Vergara
Derechos de Autor2009
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