25 ABRILES
Finalizaba el verano cuando llegaste a mi vida,
horas de contento, de llantos y algarabía,
te recibí en brazos cuando terminaba el día.
¡Sabía que de ahora en adelante todo cambiaría!
Sería más cálida la suave y fría brisa del otoño,
las hojas caerían cual alfombra de mil matices.
¡Y podría arrullar en mi pecho a mi retoño!
¡Bendita sensación! que el tiempo la eternice.
Se fueron los miedos al viento y al trueno,
la lluvia al caer, ahora cantaría dulcemente
para mirar ensimismada tu rostro sereno
que enternece y me mantiene a ti inherente.
El sol reflejó el arco iris en la pradera
y los colores de la tierra brotaron copiosos.
llenaste mi mundo con tu risa hechicera
y tus bellos ojos claros, de aprender deseosos.
Cuantos veranos y otoños a tu lado he pasado,
exquisitas primaveras con fragancias de futuro,
blancos inviernos con amor descongelados
porque juntos nos sentimos muy seguros.
Veinticinco abriles bienaventurados
le han dado una razón a mi existencia…
¡Lo mejor que la vida me haya dado!
Y de lo vivido, la más bella experiencia.