UN VALS PARA DOS
Entre la muchedumbre te respiro,
¡Perfume que embriaga y ensueña!
te acercas tan lenta y tímidamente
y sin decir más nada… me entrego
al compás de tu agitado corazón
en un fantástico vals de amor.
Giramos entre la bruma una y otra vez,
¡Nada existe en rededor, sólo tú y yo!
Te adhieres a mi cintura con firmeza
y mi pecho se agita con las notas del vals,
flotamos en la ilusión del mañana,
nos envuelven aromas primaverales
y una lluvia de blancos pétalos de jazmín,
a la luz de la luna caen relucientes
como un baño insólito de mil estrellas.
Giramos una... y mil veces más,
en un carrusel de exquisitas sensaciones
que se elevan formando un sutil aro de luz,
para iluminar nuestras esperanzas
con la vehemencia de este mágico vals.
Un dos tres, un dos tres, giramos otra vez
deteniendo paulatinamente el compás,
sólo la música acompaña nuestro respirar,
no hay palabras… ¡Sólo un tierno mirar!
Espejos del alma, reflejos del corazón.
La luna pintó tus cabellos y con hilos de plata
dibujó en tu rostro las muchas primaveras.
Y solos tu y yo, bajo el manto de la noche añil
nos dimos el más dulce y tierno de los besos
sellando la promesa de un día de abril.
Irene Vergara
Derechos de Autor
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