Ha crecido la luna,
con su suave resplandor ilumina
blanca como ninguna,
majestuosa, divina;
símbolo de la esencia femenina.
Despliega su potencia,
florece el manifiesto confidente
como clara evidencia
del deseo candente
que de mí se apodera intransigente.
Te busco codiciosa
y te materializo con empeño,
sin más, me entrego briosa
al logro, al desempeño
de amarte con lujuria entre mi sueño.
Suaves trazos de plata
perfilan tu silueta venerada,
encelada, insensata,
me consagro callada
al ser imaginario, alucinada.
Loca, repto lasciva,
tu piel humedecida de locura,
fragante me cautiva
y libo la dulzura
que emana de deseo, sin mesura.
Impúdica recorro
la zona voluptuosa palpitante,
pertinaz la descorro
como hace buen amante,
para alcanzar la cumbre detonante.
Hurgas mis oquedades,
la fogata encendida… deseosa,
con tus dedos la invades,
tibio néctar rebosa
en la espera divina venturosa.
¡La entrega imaginaria!
La dádiva tangible y absoluta
de mi pasión lunaria,
que en mi lecho conmuta.
¡Noche de plenilunio que transmuta!
Irene Vergara
Derechos de Autor
2010
 |
|
|
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario