Paraíso Terrenal
Caminando por el angosto sendero que se abre bondadoso, hacia el
corazón de la floresta, voy dejando atrás el camino empedrado de
miserias, las pendientes grisáceas de asfalto sucio, las luces que
encandilan el alma de ambiciones pragmáticas, el mundanal ruido
que corroe la sensibilidad auditiva, disgregándola de la natura
propia.
Paso a paso voy sacándome los muros que coartan mi libertad,voy
desollando la conciencia urbana, tan llena de rostros flemáticos;
que lanzan sonrisas insípidas… miradas displicentes.
¡Barreras del alma!
¡Liberación del espíritu es lo que busco!
Ligera como una gacela voy saltando sobre la alfombra de hojas
caídas, presta al canto de los pájaros que revolotean sobre mí,
quizá felices de que esté allí. ¡Innato canto paradisiaco!
¡Ah…!
Respiro aromas de frescuras múltiples, espinos de hojas aserradas
y flores blancas como la nieve; que resplandecen al ser tocadas
por los rayos de sol que se filtran entre el follaje.
Empinados eucaliptos de hojas plateadas se mecen con la brisa
clandestina, que baila entre los árboles, dejando esa aroma que
penetra y oxigena, que dilata los pulmones y sacude el polvo del
encierro.
Dejo mis lentes, mis ojos milagrosamente no los necesitan, la nitidez
del paisaje me alucina…
Abetos de majestuosa elegancia y exquisito perfume que regalan,
a mi paso, gustosos. Aromos franceses de follaje perenne, adornados
de racimos amarillos divinamente sostenidos.
¡Cuanta belleza se puede respirar en un momento!
Helechos que adornan las bases de los troncos, descansan y se
extienden sobre la tierra; aforrándose con ahínco.
¡Cuanta maravilla!
La gama infinita de verdes y amarillos, los colores de las flores
como arco iris absorbido en sus pétalos; lucen orgullosas, cada
una en su propia esencia y fragancia. ¡Oh! Festín de naturaleza…
rosales que abrazan, jacintos presumidos de elegancia pigmentada,
malvas que se levantan soberbias entre el matorral, amapolas,
alfalfa reverdeciente, lavandas, margaritas…magnolios que se
doblan formando verdaderas esculturas de ramas emergiendo
hacia la luz; Abedules, Castaños, Pinos… y más. ¡Santo Dios!
Urgencia sentía de ubicarme dentro del contexto de la creación.
¡Cuánta falta me hacías!
¡Oh! ¡Prodigio de la madre tierra… ¡Bendita seas!
Irene Vergara
Derecho de Autor
2010 |
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