viernes, 6 de enero de 2012

OSCURIDADES II






OSCURIDADES II



Emerjo desde las profundidades de mi abismo hacia la luz…
lentamente mis tinieblas se fueron adaptando a la luminiscencia
de un sentimiento puro, cristalino como las aguas que emana la
vertiente de la montaña; como si fuera una lagrima de la tierra
deslizándose en la escarpada superficie de su corteza…

Flotando en la barcaza de emociones que el sentir produce,
me quedo sintiendo la brisa…
¡Cúmulos de caricias que mi alma adormecen!
Arrulladas en el aroma de días venturosos…
ráfagas de sensaciones que despiertan un sentir distinto,
¡Único y maravilloso!

Me dejo caer con los brazos extendidos mirando el infinito azul
del cielo, subyugada ante la magnificencia de la creación divina,
para que penetre por mis poros hasta mis entrañas y restablezca
el orden en el caos en que se encuentran.

Espero que los rayos del sol traspasen la epidermis aterida,
¡Necesito tanto ese calor! Para que abrigue mi carne y mi alma
que se fractura con el paso del tiempo, con las vivencias que quedan
prisioneras en el hielo de la inconciencia, produciendo temores…
Temores que acallo, pero que surgen como espinas lacerando
el sentimiento nuevo que germina.

Y este sentir subterráneo que me abruma, cubre mi cuerpo de
lúgubres atuendos… ¡Temor! Energía que contrae mis esperanzas,
que cierra las puertas de un mañana… que huye, acumula y daña.
¡El que se aferra a todo lo que amo!
El temor que prohíbe, que duele y ataca.

Mas yo quisiera que esa luz de energía que expande,
que abre mil puertas, que revela, comparte y sana,
permaneciera en mi vida como una sanación que repare mi alma…
y me permita habitar con el alma desnuda, libre y feliz.

Sueño que las noches sean tan bellas como los días, que las sombras
sólo sean la débil potencia de la luz, reteniendo el calor…
para que la escarcha de la soledad y la tristeza no se aposenten
¡Nunca más en mí!

Otra vez este sentir me sumerge en las profundidades de lo prohibido;
del descenso suicida, que libere mi alma de esta incertidumbre
que me consume.
Agito mis manos en la negrura submarina para torcer el destino
de permanecer prisionera en los fríos muros de esta soledad
que hiere… que marchita… y aniquila.


Irene del Carmen Vergara
Derechos de Autor