Dedicado a Anyela Garrido y Filomena Marturano
RECUERDO DE ENSUEÑO
He abierto las puertas del viejo teatro del recuerdo, y sentada en una roja y empolvada butaca de terciopelo respiro aromas de antaño…con los ojos cerrados, siento el murmullo de la sala que repleta, expectante espera. ¡Aguardo ansiosa… vuestra llegada!
Y anhelante espero que traigas la cajita de música,
esa que tiene tu nombre grabado con letras de oro,
¡Esa que guardas cual reliquia entre tus tesoros!
¡Ven, encendamos las luces!
Que ya llega la ragazza vestida de tul para bailar en la punta de sus pies, entre luces de mil colores que alumbrarán su
fantasía de volar como un pájaro libre, sobre el cielo añil.
Atemos las cintas de las zapatillas, como los lazos de esta
amistad que nace en la pasión de un sueño de papel.
Abramos el libro de nuestros sentimientos y emociones a
través de la plasticidad, entregando el amor
en cuerpo, mente y corazón.
¿Sienten como vibra en el pecho la música…?
¿Y… como paulatinamente desentumece el cuerpo?
Seamos en este sueño 3 gacelas saltando entre los matices
de luces, que juegan al compás de la melodía, haciendo volar
nuestras almas prisioneras en la hermosa libertad de soñar.
¡Pareces un ángel en tu traje de plumas blancas! Que caen
como una suave lluvia, mientras en puntillas das tus pasos
sobre el lago que orgulloso, refleja los rayos de la luna.
¡Y tu mi dulce niña…! Pareces un hada envuelta en traje de estrellas
con tus zapatillas de plata, tu cabello parece encenderse en cada
pirueta que das,con esa fuerza que llevas dentro como vendaval ,
pero que acaricia como céfiro primaveral.
Lentamente mi traje va cayendo en pedazos, como hojas de otoño
sobre el estanque azul… y me sumerjo en sus aguas purificando
mi cuerpo, y emerjo luego en el reflejo de la luna,
reverdeciendo mis sueños de niña junto a los suyos.
He encendido el farol de la góndola que se desliza argéntea,
para alumbrar los recovecos oscuros del alma y alumbrar la senda
que nos llevará hacia un reino de amor y paz,
¡Donde sólo se conozca la felicidad!
¡Que nunca muera este sueño!
Para revivir mil veces la fantasía de ser princesa de un
bosque encantado, ¡de tantos y tantos cuentos de amor!
Donde encontremos la mano generosa de un príncipe gallardo
y gentil. Y transformarnos en los más preciosos Cisnes Palaciegos
y ser en ese momento... tan sólo por un instante...
¡Muy , pero muy feliz!
Irene Vergara
30 de julio 2011
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