Tengo la tristeza de tu partida
enclaustrada en mi corazón,
como una daga incrustada
inclemente duele; lastima…
¡Y me niego a admitirla!
Fue anticipado tu viaje sin regreso,
y mis manos vacías
de tu ternura se quedaron…
Evito recorrer tu morada
y respirar el vacio de tu ausencia…
aquí me quedo, suspendida en el ayer,
cuando sin verte, sabía que existías,
que bastaba emprender el camino
y en tus brazos me encontraría.
Fundida en tu pecho como niña,
¡Entrega sublime de amor filial!
Alcanzamos la plenitud de la vida
compartiendo risas y llantos,
gozamos la algazara de los hijos
en feliz regocijo maternal.
Fuiste Madre, Amiga, Hermana.
Mi equilibrio afectivo…
con tu proceder equitativo
me enseñaste a ser incorruptible.
Había en ti ¡tanta benevolencia!
Tanta dulzura para entregar
y encaminar por los senderos de la vida,
destorciendo los mal emprendidos.
¡Cuánta mansedumbre! habitó en tu alma
buena y transparente; piadosa.
Generosidad heredada y entregada
con humildad… con sencillez…
con la facilidad a flor de piel…
Como extraño tu mirar sereno
escudriñando mi corazón atribulado
para poner tu hombro fraterno
y recoger mis lamentos… mis lágrimas.
Como éstas...
que hoy derramo en estas letras,
evocando tu recuerdo…
Con la gratitud y mi sentir consternado
en conmemoración a tu pronta partida.
Dos otoños acumulando hojas de tristeza,
deshojando tu ausencia inadmisible,
extrayendo la savia de tus recuerdos
que nunca, ¡Nunca morirán en mi corazón!
* 9 de Mayo 2008 *
"A Mi Hermana"
Irene Vergara
Derechos de Autor2010
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