domingo, 21 de marzo de 2010

TRISTEZAS


TRISTEZAS



Cada vez que aparece el temible desaliento
toda la pesadumbre de mi pasado vuelve,
se consumen mis horas en cruel abatimiento
el sentir en letargo, con dolor lo revuelve.

Heridas encubiertas se abren, sangran, laceran.
El corazón se agita… Galopando palpita.
Uno a uno los recuerdos infaustos se aglomeran,
el sosiego se rompe, la paz del alma quita.

¡Amargos desencantos! Sentimientos fingidos...
Envidia innecesaria... Gratitud olvidada…
¡Elogios hipócritas! Los amores perdidos…
Desleales amigos… ¡La integridad violada!

El tiempo malgastado… Dones no utilizados...
Cariños despreciados... ¡Palabras nunca dichas!
¡Promesas sin cumplir! ¡Los afanes olvidados!
Despedidas perpetuas… Infortunio... ¡Desdichas!

Son tantas las heridas que en mi alma se anidaron
que brotan silenciosas lagrimas enfrascadas,
hasta la fría almohada de mi lecho rodaron
¡Tan tristes...! ¡Solitarias...! En un paño enjugadas.

Se arraigan en el alma como una enredadera,
al transcurrir el tiempo se van petrificando
tan dolorosamente, cual mármol de cantera
bañado gota a gota con mi sentir llorando.

Esculpen nuestra esencia con cincel de maestro
son ellas la ventura de este sentir profundo,
solamente aquilatan el sentimiento nuestro
para extraer la savia del poeta fecundo.

Contando las tristezas cual perlas cristalinas
el tiempo pasa insomne y el pesar profundiza,
¡Parecen inhumadas...! Se vuelven clandestinas
cuando el corazón triste de amargura agoniza.




Irene Vergara
Marzo 2010

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