ARCOÍRIS
(Dedicado a Filomena Marturano)
En mis largas noches de desvelo
mi alma inquieta se eleva surcando el cielo,
para llegar hasta la oscuridad donde te escondes
y remontar el camino de luz hacia el firmamento.
Un arcoíris enciende sus colores como portal
y una lluvia de partículas luminiscentes
nos baña al traspasar el umbral.
¡Irradiamos como dos luciérnagas!
en la orilla de la inmensidad.
Una alfombra multicolor se extiende inacabable
y como cinta al viento flamea entre los portales,
salpicando color, como polvo de estrellas
sobre las formas emergentes en la oscuridad.
¡Atrás quedó el gris de las melancolías!
¡De las tristezas y la desesperación!
Recibamos con el corazón abierto
la mágica magnificencia del espectro solar.
Los erguidos girasoles nos entregan generosos
el pigmento de sus pétalos para expandir
el entendimiento hacia niveles más altos
y acrecentar el deseo de la liberación.
¡Y ese río…! de plasma y polvo de oro
¡Es la fuerza activa! El caudal que recorre
cada fibra, cada espacio de nuestro ser
como una corriente dinámica y vigorizante.
En la templada campiña escarlata
habita la pasión, ¡la fuerza y el calor!
¿Ves como sale y se agita la energía
desde sus múltiples y fascinantes matices?
¡Descendamos a las profundidades añiles
de las emociones y la sensatez!
Sumergiéndonos en el azur infinito
de los sueños y la serenidad.
¡Busquemos en el frescor del bosque, el equilibrio!
Tal vez allí, nuestras esperanzas aguardan
pendiendo de alguna rama alcanzable,
para que un día… no tan lejano,
¡Sean una hermosa realidad!
Irene del Carmen Vergara
Derechos de Autor
2012
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